Su cuento La Autopista del Sur, publicado en 1966, fue, 44 años después, la inspiración del creativo argentino Leandro Raposo y la emblemática agencia Agulla & Baccetti para la campaña de Renault y su Megane, todo un hito en la historia de la comunicación de la marca en Argentina. "El trabajo de Renault con Cortázar también fue noticia porque no es frecuente recurrir a un autor nacional y negociar los derechos, hacer la alianza con la editorial para un lanzamiento conjunto. Había periodistas especializados en automóviles y otros especializados en cultura. Este es un camino que hemos descubierto", declaraba Rodolfo Hernández, Gerente de Marketing de Renault Argentina, a la revista LatinSpots, en su edición 34, de agosto de 2000,año de lanzamiento de la campaña.

Distinguido por El Ojo de Iberoamérica 1998-1999 como Mejor Anunciante de la región, Renault realizó con la obra atemporal de Cortázar, una fina adecuación entre la literatura del genio y la urgencia del briefing, como pocas veces visto en la historia de la publicidad, especie de storytelling de autor, adelantada en su tiempo. El cuento del embotellamiento sin fin en una autopista cualquiera, se encuadró a la perfección a la idea clave para una publicidad de autos: el conductor lleva el nombre del vehículo que maneja.

En 2007, la agencia Atlético Internacional lanzó para el fabricante español Seat, del grupo Volkswagen, un comercial, en que el mismísimo Julio Cortázar narra, con su inconfundible erre afrancesada, el texto Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj, del libro Historias de cronopios y de famas. En este caso, se utilizó el concepto extraído del texto de Cortázar "No te regalan un reloj, tu eres el regalado", para atenderal briefing del modelo Seat León: ¿Quién posee a quién?

La campaña de Seat generó fuerte polémica en España entres los que celebraron el encuentro de la literatura con una buena idea y quienes consideraron insulto utilizar un relato introspectivo sobre relojes, en una estrategia comercial para vender autos.

Polémicas al margen, lo cierto es que lo atemporal de Cortázar se encuentra ahora con la casualidad fría de los números: en el año en que se celebra su centésimo cumpleaños, se lamenta al mismo tiempo los 30 años de su ausencia física.